4 de octubre
del 2016
La República Dominicana es uno de los
208 países que profesan la religión católica, donde el 57% de la población aseguran
ser feligreses definidos. En las últimas estadísticas del año 2015, nuestro
país ocupa la posición número 89 en relación a niveles de felicidad. Ante estos
resultados, surgen las siguientes
interrogantes: ¿Cuáles son los orígenes de esa felicidad? ¿Existe alguna
relación entre la felicidad y la Fe?
La idiosincrasia de las familias
dominicanas, le permite ser divertidos, creativos, altruistas, con gran
capacidad de adaptación: reír ante las adversidades, tener esperanza de que
mañana será un día mejor, confiar en que llegaran mejores tiempos, sonreír a la
vida. Este poder regenerativo del pueblo dominicano procede de sus raíces y
creencias, de su Fe.
La palabra Fe proviene del latín
FIDES que significa afirmar, aceptar. Es la afirmación de que algo es
verdadero, es una creencia que no está sustentada en pruebas, pero su poder y
energía es tan grande que se puede percibir en todo el ser: Cerebro, corazón y
conciencia.
La Fe no es solo la base que sustenta
las religiones, sino que tiene un efecto Psicosocial muy poderoso en el ser humano.
El desarrollo paulatino de la Fe, desde temprana edad, dentro del seno
familiar, crea la base de la conducta moral, de los sentimientos y de la razón.
La Fe, ejercida en forma real, viva,
practicada a través de vivencias, permite a los padres organizar estilos de
vida, valores, normas y reglas morales a favor de las buenas costumbres.
Contribuye a que los hijos puedan discernir con mayor claridad entre el bien y
el mal, y que comprendan las consecuencias positivas o negativas de sus buenas
o malas acciones.
La Fe tiene un efecto psicológico
inconsciente en la vida humana, que se forja en el diario vivir, en el devenir
de los sucesos y que se traduce en creer, perseverar, confiar. Basada en esas
esperanzas conduce al sujeto a dar todo de sí, a entregarse, perseverar en la
consecución de sus proyectos. Se fortalece de forma tal, que es capaz de
rechazar propuestas inadecuadas y orientar a aquellos que están descarriados de
las normas sociales y morales.
En el ámbito social, la Fe dirige al
ser humano a presentar sus aspectos más positivos, a valorarse a sí mismo y a
valorar a los demás, a poner límites, a levantar barreras a los acontecimientos
negativos de su entorno y a enfrentarlos. Conduce a manifestar actitudes y
aptitudes positivas, pro activa que llevan a los demás a considerar al ser
humanos en la categoría de bueno, agradable, dispuesto…
Es el desarrollo de la Fe en el seno
familiar lo que te limita de cometer malas acciones, y es en base a esta que el
ser humano consciente de su rol, se opone a las injusticias, al mal, a la
violencia. A través de la Fe perdonamos las faltas de los demás hacia nuestra
persona. Esta acción libera de nuestro cuerpo toda ansiedad, irritabilidad, negación, odio,
rencor, mal humor y lo sustituye por felicidad, alegría, paz, libertad,
positivismo.
A través de la Fe somos capaces de
darnos otra oportunidad cuando erramos o fracasamos, es la que te permite
levantarte e intentar de nuevo, dándole cada vez más sentido a la vida.
En
conclusión:
es recomendable que los padres y madres de familias impulsen e inculquen la Fe
y creencias religiosas a los hijos e hijas. Que los eduquen en la manifestación
de costumbres y tradiciones religiosas, pero que lo hagan a través del
testimonio con sus propias vidas, enseñándoles valores como: amor, respeto, fe,
obediencia, humildad, verdad, justicia, responsabilidad, perdón y sobre todo a
vivir en paz y armonía consigo mismo/a.
Excelente artículo
ResponderEliminarMuy buen artículo, digno de una buena lectura.
ResponderEliminarMuy buen artículo, digno de una buena lectura.
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