lunes, 24 de octubre de 2016

Efectos Psicosociales de la Fe.

Por: Juana Santana, M.A.
4 de octubre del 2016

La República Dominicana es uno de los 208 países que profesan la religión católica, donde el 57% de la población aseguran ser feligreses definidos. En las últimas estadísticas del año 2015, nuestro país ocupa la posición número 89 en relación a niveles de felicidad. Ante estos resultados, surgen  las siguientes interrogantes: ¿Cuáles son los orígenes de esa felicidad? ¿Existe alguna relación entre la felicidad y la Fe?

La idiosincrasia de las familias dominicanas, le permite ser divertidos, creativos, altruistas, con gran capacidad de adaptación: reír ante las adversidades, tener esperanza de que mañana será un día mejor, confiar en que llegaran mejores tiempos, sonreír a la vida. Este poder regenerativo del pueblo dominicano procede de sus raíces y creencias, de su Fe.

La palabra Fe proviene del latín FIDES que significa afirmar, aceptar. Es la afirmación de que algo es verdadero, es una creencia que no está sustentada en pruebas, pero su poder y energía es tan grande que se puede percibir en todo el ser: Cerebro, corazón y conciencia.

La Fe no es solo la base que sustenta las religiones, sino que tiene un efecto Psicosocial muy poderoso en el ser humano. El desarrollo paulatino de la Fe, desde temprana edad, dentro del seno familiar, crea la base de la conducta moral, de los sentimientos y de la razón.

La Fe, ejercida en forma real, viva, practicada a través de vivencias, permite a los padres organizar estilos de vida, valores, normas y reglas morales a favor de las buenas costumbres. Contribuye a que los hijos puedan discernir con mayor claridad entre el bien y el mal, y que comprendan las consecuencias positivas o negativas de sus buenas o malas acciones.

La Fe tiene un efecto psicológico inconsciente en la vida humana, que se forja en el diario vivir, en el devenir de los sucesos y que se traduce en creer, perseverar, confiar. Basada en esas esperanzas conduce al sujeto a dar todo de sí, a entregarse, perseverar en la consecución de sus proyectos. Se fortalece de forma tal, que es capaz de rechazar propuestas inadecuadas y orientar a aquellos que están descarriados de las normas sociales y morales.

En el ámbito social, la Fe dirige al ser humano a presentar sus aspectos más positivos, a valorarse a sí mismo y a valorar a los demás, a poner límites, a levantar barreras a los acontecimientos negativos de su entorno y a enfrentarlos. Conduce a manifestar actitudes y aptitudes positivas, pro activa que llevan a los demás a considerar al ser humanos en la categoría de bueno, agradable, dispuesto…

Es el desarrollo de la Fe en el seno familiar lo que te limita de cometer malas acciones, y es en base a esta que el ser humano consciente de su rol, se opone a las injusticias, al mal, a la violencia. A través de la Fe perdonamos las faltas de los demás hacia nuestra persona. Esta acción libera de nuestro cuerpo toda  ansiedad, irritabilidad, negación, odio, rencor, mal humor y lo sustituye por felicidad, alegría, paz, libertad, positivismo.

A través de la Fe somos capaces de darnos otra oportunidad cuando erramos o fracasamos, es la que te permite levantarte e intentar de nuevo, dándole cada vez más sentido a la vida.

En conclusión: es recomendable que los padres y madres de familias impulsen e inculquen la Fe y creencias religiosas a los hijos e hijas. Que los eduquen en la manifestación de costumbres y tradiciones religiosas, pero que lo hagan a través del testimonio con sus propias vidas, enseñándoles valores como: amor, respeto, fe, obediencia, humildad, verdad, justicia, responsabilidad, perdón y sobre todo a vivir en paz y armonía consigo mismo/a.

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