Por: Prof. Juana
Santana, M.A.
El Sistema Educativo dominicano, en los últimos años realiza ingentes
esfuerzos por producir cambios significativos en la metodología, estrategias y
técnicas de enseñanzas que den al traste con una educación de calidad que
coloque a la República Dominicana en estándares más altos en la escala
educativa internacional. Sin embargo, uno de los principales actores en este
proceso, es el Maestro, persona que guía, dirige y conduce el proceso
enseñanza- aprendizaje. Es quien debe montarse en el tren del cambio, abrirse a
la modernidad, actualizarse, ponerse acorde con los avances tecnológicos, y
sobre todo, mostrar aptitud y actitud en su accionar diario.
El maestro tradicional, centro de la atención, sujeto, base y
protagonista de los aprendizajes, quien centra sus enseñanzas
exclusivamente en los libros de textos y
solo desarrolla los contenidos programáticos. Quien con su rigidez no deja
espacio a los alumnos para pensar, analizar y elaborar conceptos, que propicia
y obliga a sus alumnos a repetir de manera automática, que desarrolla el
verbalismo y la pasividad en sus discípulos, que exige disciplina, obediencia y
respeto en base a imposiciones y amenazas. Quien no otorga ningún valor a los
sucesos del entorno ni pierde su tiempo socializando. Ese es uno de los
responsables de que el Sistema Educativo Dominicano permanezca retrasado, en el
empirismo histórico, en comparación de países como Chile, Argentina, Cuba,
entre otros.
El Ministerio de Educación, es otro responsable del bajo nivel
Educativo en que nos encontramos, con
sus improvisaciones e imposiciones, imitando e importando procedimientos,
estrategias, métodos y técnicas de países que nos llevan mil años luz de
avance. Por mantener la promoción obligatoria de los primeros y segundos
grados, por realizar cambios brusco, sin ninguna relación con la idiosincrasia
del pueblo dominicano, divorciado de la realidad social, e imponiendo un nuevo
registro de Grado, una nueva y enorme tarjeta de notas, con calificaciones
basadas en indicadores de logros, marcadas con cotejos en las casillas de
iniciado, proceso y logrado, que deja a la subjetividad del maestro sus
resultados, que deben ser convertidos en literales y luego en numerales,
provocando esto un trabajo enorme que sobrepasa el tiempo y disponibilidad del
maestro. A esta situación agregamos la cantidad de veces que el docente debe
escribir y repetir el nombre de los alumnos en el Registro de grado (más de 70
veces el nombre de cada alumno).
¿Cómo mejorar esta
situación?
Por su parte el Ministerio de Educación debe adaptar el desarrollo
educativo a la realidad del pueblo dominicano, exigiendo el cumplimiento del
calendario escolar y la recuperación de tiempo perdido, permitiendo que el
Centro Educativo y los docentes ejecuten estrategias y técnicas, procedimientos
de evaluación objetivos y entendibles por los dominicanos. Corrigiendo las
debilidades del registro de grado, de las tarjetas de notas y haciendo acuerdos
con los docentes a través del consenso y el análisis crítico y propiciando
jornadas de capacitación donde sea obligatoria la especialización de los
maestros en áreas específicas. Garantizando que la alimentación y recursos
necesarios para hacer realidad las tandas extendidas estén a la mano de los
Centros Educativos a tiempo y con calidad, realizando la evaluación de
desempeño que sirva de filtro de calidad para los docentes.
En conclusión los responsables de la
educación dominicana son: El Ministerio de Educación, los maestros, los padres
y madres de familias y la comunidad en general.
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